Ahora mismo no tengo Netflix. Temporalmente, pronto volveré a tenerlo, pero ahora mismo no tengo acceso. Ayer, viernes, tampoco. Tenía ganas de desconectar un par de horas y decidí echar mano de películas pendientes.
Llevaba semanas escuchando en La Rosa de los Vientos (Onda Cero) una pequeña sección de cine donde destacaban, entre otras cosas, las carteleras. Entre varias opciones, durante este tiempo atrás, había escuchado la propuesta de "Manchester frente al Mar". Una película que las críticas habían valorado de forma positiva, y que a nivel de taquilla y cartelera parecía haber tenido también una buena acogida.
Parecía una buena elección para cubrir una vacante temporal como la que tenía. Y así fue. Qué mejor forma de dar la bienvenida al fin de semana que viendo una película, primero, pendiente y, segundo, que parecía ser una buena producción.
Y para empezar, sorpresa. Ocurre en Manchester, pero en el Manchester de los Estados Unidos, en el estado de Massachusetts, no en el Manchester inglés, el del condado del Gran Manchester británico. Bien. No había leído previamente la sinopsis. Me dejé llevar por las críticas y las opiniones, y pasó eso. A partir de ahí, la película me gustó. Me gustó en el apartado audiovisual, en la trama, en el poder sentimental de cada secuencia, en la historia que transcurre.
La película me gustó, pero quizás la veo un poco sobrevalorada a nivel popular para tener el gran cartel mediático que a mí mismo me había convencido antes de verla. No digo que sea una película mala. Para nada. Ahora mismo me preguntan si la recomiendo y sin duda mi respuesta sería "Sí". Pero también debo decir que no va con la temática que más consumo, con la tónica que suele acompañarme cuando decido dedicar 2 horas de mi día a día a consumir películas o series. Pero entiendo que es cosa mía, algo subjetivo, y es por ello que la recomiendo. Quito el filtro de mis gustos y me parece una producción muy buena.
Es una historia triste. Es una película cuya trama te sacará una sonrisa durante sus casi 2 horas de duración. Bien contada, bien transcurrida, bien estructurada, aunque debo reconocer que me quedó abierta una puerta de la historia y que al final me dejó como con ganas de mas y, entonces, algo decepcionado.
Me gustó mucho la alternancia de presente y pasado, alternando el cambio psicológico de las intrahistorias. Digamos que el presente es triste y el pasado más alegre, entonces el director va orquestando los sentimientos del espectador a su antojo. Cuando echan la mirada atrás llega a ser tierno, sobre todo porque, cuando vuelven al presente, te das cuenta de que la situación es prácticamente trágica y que ha tenido un final muy triste.
Mi nota: 7,5 sobre 10.