Tengo cerca de 75.000 personas que me siguen en mis diferentes perfiles de redes sociales. Followers, fans, suscriptores. Por suerte, por desgracia, leo de todo a diario.
Gente que opina de buena fe, que te felicita por el trabajo. Gente que te insulta, que dice lo primero que su primaria cabeza crea. Gente que opina absolutamente de todo, y más allá, te hace llegar su opinión, te importe o no. He aprendido a controlar la situación. Son cerca de 8 años desde que creé mi cuenta de Twitter y ahí sigo, a diario, compartiendo, informando. Me apasiona, me sigue apasionando, cada día más. Me encantan las redes sociales y mientras esa llama siga viva, seguiremos adelante en el mundo del social media.
Y evidentemente, con anécdotas como la que os voy a contar el camino seguirá. Son pequeños detalles que maravillan, que atrapan, que hipnotizan, que llenan, y que seguramente valga mucho más que tener X miles de seguidores. Os cuento.
Era la calurosa madrugada del miércoles al jueves. De repente, me llegó una notificación. Una nueva persona se había unido a la familia, a la comunidad que tengo en @mirondo9. Suelo mirarlas, aunque sea por curiosidad, por cosas como esta que me pasó. Un finés cuya localización es Helsinki. La capital de Finlandia. ¿Sabéis dónde está eso? Eché mano de la herramienta de Google para calcular en materia de cifras la distancia aproximada desde Helsinki hasta mi población, y es una locura. 3700 kilómetros de distancia, damas y caballeros.
La magia de las redes sociales. La magia de, en este caso, Twitter. ¿Qué se le ha perdido al bueno de Jarkko, a miles de kilómetros de distancia, para llegar a mi cuenta? Y lo más misterioso, y grande a la vez, ¿qué le motivó a seguirme? Es genial.
Esta historia me maravilló porque ya son varias las veces de gente que de forma tremendamente remota rompe cualquier barrera física para seguirme. ¿Sabéis? Siempre recuerdo la noche en la que un ciudadano alemán, afincado en Tokyo, me RT un tweet sobre el ascenso del Eibar. Al principio pensé que era el típico usuario que da RT a todo lo que se mueve, pero no. Estaba interesado de verdad, ya minutos después de contactó vía Twitter. Un alemán en Tokyo aficionado del Eibar. Un Lost in Traslation en toda regla siguiendo al Eibar desde el país del Sol Naciente.
En este caso fue desde Helskinki, desde Finlandia. Un finés que ha encontrado mi cuenta. Me parece maravilloso. La magia de las redes sociales. No todo son insultos.
Un finés en mis menciones.