Londres es la ciudad inglesa por excelencia. La más mediática, la más universal, la más conocida, la más grande, las más tageada en redes sociales. Es la capital, pero además es la más expuesta. Si preguntamos sobre una ciudad inglesa, saldrá seguramente como primera opción. Es algo casi impuesto. Muchos de los tópicos británicos (Big Ben, London Eye, autobuses rojos, río Támesis, Buckingham Palace...) se localizan allí. Es el gran foco.
En materia de fútbol también es una ciudad de peso. Sin ir más lejos, 5 de los 20 equipos que militan en la élite (Chelsea, Arsenal, Tottenham, Crystal Palace y West Ham) son londinenses. Y muchos permiten el añadido de Watford, a las afueras, como equipo de la capital, lo que haría ascender el porcentaje de relevancia en el total del campeonato. Todo ello sólo subrayando la Primera División, sin tener en cuenta el resto de categorías profesionales. Londres tiene un gran peso, en todos los sentidos.
Sin embargo, históricamente aparece otra ciudad: Manchester. A nivel de títulos y peso deportivo aparece la figura del Manchester United, uno de los equipos más poderosos del país, tanto a nivel de trofeos, de éxitos deportivos como a nivel económico. Son referencia, sin estar en el Gran Londres. Localizados en el Gran Manchester, los dos grandes equipos de la ciudad mancuniana, como son Manchester United y Manchester City, están acaparando el mercado de fichajes los últimos años por el carácter histórico de sus incorporaciones. Son dos de las grandes potencias económicas del fútbol inglés y, evidentemente, están consagrándose como dos de las plantillas más valoradas a nivel monetario.
Fichajes estratosféricos. Futbolistas que no llegan gratis precisamente a Old Trafford y Etihad Stadium. Dos corrientes diferentes, eso sí. El Manchester United es el equipo histórico, el que tiene un palmarés gigante, el que, además, es uno de los clubes que más dinero ingresa cada año, superando normalmente a otros como Real Madrid o FC Barcelona. Sin embargo, el potencial de sus vecinos, del Manchester City, es más reciente. Un proyecto formado en la última década a golpe de talonario, tanto a nivel de traspasos como a nivel de infraestructuras. Sin prisas, a largo plazo, pero haciéndose un hueco importante en la actualidad para haberse convertido, de este modo, en uno de los grandes focos del fútbol inglés, europeo y mundial.
Dos potencias económicas, sin duda. Un argumento propio que ha convertido a la ciudad de Manchester en una localización de operaciones históricas. Allí se localizan Paul Pogba (fichaje más caro de la Historia), Romelu Lukaku (el delantero más caro de la historia de la Premier League), Ederson (el tercer portero más caro de la Historia), Kyle Walker (el futbolista inglés más caro de la Historia), Sterling (quien hasta la llegada de Kyle Walker era el inglés más caro) o Stones (considerado hasta hace poco el defensa más caro). Incorporaciones potentes, contundentes, basadas en el idioma monetario, basadas en negociaciones gigantescas donde las grandes cifras inundan todo.
Una ciudad, Manchester, capaz de hacerle frente a Londres a nivel futbolístico con fichajes que son históricos, que demuestran que hay potencial monetario más allá de la omnipresente ciudad de Londres, donde todo parece ser multicultural, donde todo parecen oportunidades, donde todo parece tener una importancia que rompe las fronteras de las islas británicas.
Plantillas con valores de mercado históricos, que implantan registros económicos históricos con (demasiada) facilidad. El dominio de Manchester es inmenso, y curiosamente ahora mismo no les sirve para derrotar a la capital, Londres, en materia deportiva, ya que los dos títulos más prestigiosos del país (como Premier League y FA Cup) residen y se localizan allí, con el Chelsea campeón liguero y Arsenal campeón copero.
¿Se producirá algún fichaje histórico más? Viendo el nuevo panorama monetario que ha adquirido el fútbol inglés por sus gigantescos contratos televisivos y publicitarios, nada es descartable.
