Cielo nublado en Newcastle upon Tyne antes del Newcastle-Crystal Palace (Nigel Roddis/Getty Images Europe)
El Newcastle de Rafa Benítez está firmando un inicio de temporada muy positivo, alejado de los grandes focos que se llevan otros, pero no por ello menos importante o relevante. El conjunto de St. James' Park está cerca de los puestos de Champions League inmersos en un silencio mediático que puede ser una de las principales claves de su éxito deportivo.
Allí arriba, en el Noreste del país inglés, la climatología no suele estar muy del lado de los amantes del Sol. Más bien todo lo contrario. Temperaturas no del todo calurosas, con grandes dosis de calendarios húmedos, con precipitaciones, como ocurrió antes y durante del pasado Newcastle-Crystal Palace. Así lucía el coliseo de las Urracas, así lucía St. James' Park. Uno de los estadios más imponentes de la élite inglesa que fue abrazado por un cielo nublado, casi negro, gris oscuro, que poco o nada tiene que ver con el fantástico inicio de curso liguero del equipo.
Frente al combinado Eagle, volvieron a ganar. Con algo más de sufrimiento de lo esperado, por la mínima, con un gol de un Mikel Merino que se convirtió en el líder, en el gran héroe, saliendo desde el banquillo, para hacer estallar un haz de luz brillante, denso, opaco, que contrastaba con el ambiente oscuro que inundaba Newcastle upon Tyne.