Mohamed Salah tras marcar el gol al Chelsea (Shaun Botterill/Getty Images Europe)
Dicen que es de bien nacido el ser agradecido y parece que Mohamed Salah sabe mucho de ello. El atacante egipcio del Liverpool consiguió el único gol Red frente al Chelsea en el empate 1-1 del pasado fin de semana y tuvo un bonito gesto ante el que fue, aunque muchos no lo recuerden, su club durante el periodo 2013-2015.
Su etapa Blue no fue notable precisamente. No hace precisamente mucho de aquello, pero el cambio sufrido por Salah desde entonces es digno de un debate tenso entre Enrique de Vicente y José Manuel Nieves en Cuarto Milenio. Pero él lo tenía presente. Se enfrentaba a su ex-equipo, al Chelsea, y tuvo la buena suerte para sus intereses de lograr batir a Courtois. Sin embargo, no lo celebró, por respeto, por educación, dejando claro que guarda un buen recuerdo de aquella etapa londinense, pese a que estadísticamente no destacó demasiado.
Un gol que debió ser una alegría, pero que al menos estéticamente, visualmente, se tradujo en la contención de sentimientos, de educación. En mitad del éxtasis de la grada, en medio de una explosión de júbilo absoluto, calma, relax, conciencia espiritual absoluta.
Bonito gesto de Mohamed Salah que, por el contrario, ha parecido raro para muchos y que, por ello, ha sido noticia.