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Foto del escritorEsteban Gómez

Gané a un lunes y a Primark


Era lunes. Un lunes libre, sin tener que trabajar más allá de los contenidos que yo, exclusivamente yo, me impusiera para publicar en mis redes sociales. Pero era lunes libre de obligaciones mayores (aquellas que permiten vivir), y había planeado cosas para hacer. Especialmente, varias de ellas enfocadas a esto del consumismo que debemos hacer durante estas fechas. Una serie de compras navideñas con las que viajar a casa dentro de muy poco y evocando al espíritu del anuncio famoso del turrón. Vuelve, a casa vuelve, por Navidad. No soy militar, ni vuelvo de la mili, pero volveré a casa unos días dejando (de forma necesaria, lo confieso) la capital del imperio atrás.

Quise ir de compras navideñas. Nada, detalles más que regalos, pero que matarán el gusanillo de un hogar que adquiere un aura, digamos, especial cuando llegan estas fechas. Pero había que tener cosas en cuenta.

Para empezar, había sorteo de Champions League y Europa League antes de comer. Una cita de obligado visionado y seguimiento. Y había que estar ahí, claro. ¿Madrugaba para hacer compras, volvía corriendo a casa y volvía a irme en mi día libre? No me apetecía, sinceramente. Opté por no despertarme muy tarde, pero sin prisas, esperar a los sorteos de la UEFA, verlos, seguirlos, tranquilamente, compartir contenidos al respecto en mis redes sociales y luego, ya tranquilamente, irme a las compras.

Claro. Hablamos de que ir de compras en Navidad merece un capítulo en 'El Último Superviviente' o en el programa de Calleja. Pero si eso fuera poco reto, si no fuera suficientemente excitante, estamos a menos de dos semanas de Navidad. Imponía, pero había que hacerlo. ¿Qué hice? Elegí la hora de comer sabiendo dos cosas: la gente come y era lunes, entre semana. Y evidentemente, me ayudaba a la hora de poder ver los sorteos del fútbol. Vale. A priori, parecía un plan perfecto para evitar las masivas avalanchas populares por la Gran Vía que simulan un capítulo de la afamada The Walking Dead. Pero, ¿lo fue? ¿Fue una decisión acertada?

Absolutamente. Totalmente.

Había gente en los diferentes sitios donde fui, incluido el Everest de los centros de compras, como es Primark. Pero nada que ver con esas imágenes masivas, casi enfermizas, que todos tenemos grabados en nuestras mentes. ¿Cuánto tardé en realizar mis compras? 20 minutos de reloj. Sí, ni yo me lo creía. El plan había salido perfecto. Había ganado a la sensación de derrota que produce un lunes y a acudir a la Gran Vía. Había salido todo genial, como lo había planeado.

Me faltan una serie de regalos que ya compraré cuando esté por la capital del Turia, pero los que quería adquirir aquí ya están bien protegidos. Si la semana empieza así, cumpliéndose los planes, saliendo todo bien (no le preguntéis a mi cuenta bancaria, por si acaso), ¿cómo va a salir mal el resto?

Los pequeños detalles de la vida, que dicen.

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