Francia es finalista del mundial de Rusia 2018 tras eliminar en Semifinales del torneo a Bélgica. El duelo entre franceses y belgas se convirtió en uno de los más esperados duelos deportivos por millones de aficionados en todo el mundo. Dos selecciones similares en lo que a la expectación (hype, para los modernos) se refiere, formadas por jóvenes jugadores que han colocado a sus respectivos países entre los mejores combinados nacionales.
Pero el premio fue para Francia. La clasificación fue para un combinado galo que obtuvo la recompensa gracias a un cabezazo a la red del central del FC Barcelona, Umtiti, permitiendo mantener latente el sueño, el deseo, el objetivo marcado hace cerca de un mes, cuando el mundial 2018 echó a rodar aquella calurosa tarde en la que Rusia goleó a Arabia Saudí.
Francia es finalista gracias a una plantilla que reparte calidad, determinación y juventud a partes iguales. La generación de los Griezmann, Pogba, Varane, Kanté y compañía, a la que se sumó la última gran perla del fútbol francés y mundial, Mbappé. Un combinado dirigido por un ex-jugador campeón del mundo en 1998, hace 10 años, Didier Deschamps, que ha vuelto a llevar a Francia a una Final, a una nueva Final mundialista.
Actuales subcampeones de Europa tras perder la Final de la EURO 2016 contra Portugal, y ahora ante el reto de sus vidas: coronarse Campeones del mundo. Una generación marcada y expuesta a la polarización, fugacidad y explosión mediática de las redes sociales, donde muchos de ellos se desenvuelven a la perfección, donde han creado unas marcas personales que van más allá de lo puramente deportivo. La generación francesa del hype, la de la expectación, la que genera millones de impresiones y esperanzas a diario. Y lo más importante: cumplen las expectativas. Al menos no se traducen en decepciones, ya que llegar a una Final de Eurocopa (pese a perderla) y volver ahora a una Final (ahora mundialista) debe ser considerado como un logro positivo, digno de valorar.
Ya es oficial. Francia volverá a pelear de forma directa por un gran título de naciones gracias a una generación de jóvenes futbolistas que han vuelto a dejar enormes momentos de fútbol. Un equipo que se parece muy poco a aquella plantilla que se coronó campeona del mundo en 1998 con los Zidane, Vieira, Karembeu, Djorkaeff, Barthez y compañía, pero que está cerca de conseguir el mismo elixir mágico que produce tocar con manos propias el dorado trofeo de la FIFA.