Lanza una piedra hacia arriba. Subirá, subirá, subirá, llegará un punto de máxima altura, y entonces bajará, bajará. Ya lo dice el dicho popular: “Todo lo que sube, baja”. Y es el sinónimo perfecto de lo que puede estar viviendo esta temporada Mohamed Salah con el Liverpool.
Partimos de la base de que el rendimiento del atacante egipcio sigue siendo bueno, positivo, pero ya no cuenta con el aura mágico de la excelencia, ya no rinde en cifras estratosféricas ni enamora al nivel de los de siempre (esos omnipresentes llamados Leo Messi y Cristiano Ronaldo). Lo de Mohamed Salah es una bonita estrella que sigue ahí, fija, que brilla, que enamora a quien se fija en él, pero ya no tiene ese haz de luz ni esa cola que hacía girar el cuello a cualquiera que se cruzara en su camino.
La temporada de Mohamed Salah está siendo buena, pero no excelente. Y como ahora vivimos en la era de lo fugaz, de lo rápido, del consumo vertiginoso, parece que las cosas son buenas o malas, son excelentes o putrefactas. Y ese es el error. Salah es el máximo goleador del Liverpool. Otra vez, nuevamente, como la pasada temporada. El 'faraón' de Anfield ya suma 10 goles entre todas las competiciones, pero evidentemente son cifras alejadas al imperioso ritmo de la pasada temporada. Pero que sume menos goles no quiere decir que su bajón sea preocupante, ni que esté firmando un mal inicio de curso deportivo. Como digo, es el máximo goleador del equipo.
Recientemente Cristiano Ronaldo afirmó (resaltándose a sí mismo y a la figura de Messi) que sólo hay dos jugadores capaces de mantener realmente el nivel año tras año. Elogió a otros futbolistas, como puede ser el caso de Salah, por sus rendimientos, pero dejó claro que no todos son capaces de mantenerse en lo alto de la cima. ¿Os suena lo del fenómeno underdog? Pues precisamente eso ocurre. Es más fácil subir a la cima de la montaña que mantenerse sobre ella.
Lo preocupante de esas declaraciones es que automáticamente se echa por tierra el rendimiento de Salah, por ejemplo, cuando ya suma 10 goles. Cristiano Ronaldo suma 7 (3 menos que Salah) y Leo Messi 12 (sólo 2 más que el egipcio). Es decir, el delantero del Liverpool suma mejores datos goleadores esta campaña que Cristiano y sólo suma 2 goles menos que el omnipresente e imperial Messi.
Otro problema existente es el de la era de las fake news. Alguien dice algo y si coge velocidad acaba convirtiéndose en una realidad ficticia, en pura falacia. Si alguien considerado experto en fútbol, por ejemplo, dice que Mohamed Salah ha bajado su rendimiento, miles de personas lo asimilan de forma automática. Introducen en su sistema el fusible del rendimiento bajo del egipcio y a partir de ahí el mensaje será ese, repetido, con la misma cadencia, sin caer en el detalle analítico de si es cierto o falso. Porque en este caso es falso, o bastante diferente a lo que se quiere vender.
Repitamos los datos. 2 goles más que Cristiano Ronaldo y sólo 2 menos que Messi. ¿Esto hace que la temporada de Salah sea mejor que la pasada? No, seguramente no lo sea. Pero evidentemente no es tan negativa, ni pobre, ni los que elogian de forma fija, intocable, a los dos mejores futbolistas tienen más razón.
Mohamed Salah está firmando un buen arranque goleador. Es la única realidad existente. ¿Es excelente? Seguramente no. ¿Está en los niveles deportivos y determinantes de hace un año? No, claro que no. Pero existe algo objetivo y real: Salah está rindiendo, mantiene su olfato goleador.