El año 2018 entra en su recta final y pronto pondrá fin a su existencia para dar paso al año 2019. Seguramente, muchos de nosotros habremos pensado estos días en “¿Ya ha pasado el año?”, pero sí. Y comienzo hablando de esto porque Inglaterra (su fútbol, más concretamente) entra en un periodo deportivo intenso, con un calendario de encuentros muy elevado, en apenas tiempo, y que genera al aficionado una auténtica montaña rusa de sensaciones para evitar que el parón invernal que suelen vivir las grandes ligas sea un poco más ligero. Si no fuera por la Premier League estas próximas semanas serían un suplicio. Esa es la verdad.
Y parece que se trata del último, ya que está aprobado el parón invernal en el campeonato británico a partir de la próxima temporada. Es decir, estamos ante el periodo navideño con fútbol en Inglaterra previo al parón de la temporada 2019/20. Se desconoce, eso sí, si se trata de un parón excepcional sólo para el próximo curso o si se convertirá en rutina, como en el resto de grandes ligas.
Históricamente, el fútbol inglés vive uno de los periodos más especiales en las próximas jornadas, cuando es capaz de ofrecer hasta 3 jornadas de liga completas en un periodo nunca superior a 10 días. Es decir, en este tramo inferior a las 2 semanas se disputan un total de 30 encuentros de fútbol (sólo contando la Premier League) que harán las delicias a conocidos y extraños.
Sin embargo, todo lo que reluce a nivel romántico, incluso bonito por el ambiente familiar que engloba estas fechas tan señaladas, tiene puntos de vistas críticos que han aumentado en los últimos años. Puntos de vistas que no apoyan esta medida de no parar el torneo, primero, y de explotar el calendario, segundo.
La Premier League es seguramente la liga más potente del mundo a nivel económico, lo que ha provocado que con el paso de los años (intensificado en los últimos 3-4) que hayan llegado muchos técnicos extranjeros. Esta postura se equipara evidentemente a los jugadores no-británicos que milita en las islas, pero el argumento recae de forma más sólida sobre los entrenadores, ya que son quienes gestionan los minutos, las plantillas y quienes deben hacer malabares para sobrevivir físicamente.
Este argumento nace de los banquillos porque, como he comentado anteriormente, son cada vez más los entrenadores foráneos, no-ingleses, que militan en la banda. Evidentemente, esta explotación del calendario con muchos encuentros en un periodo relativamente corto de tiempo es una tradición que es común en Inglaterra, en el Reino Unido, pero no tanto en el extranjero. Salvo excepciones queriendo imitar este modelo que no han tenido regularidad ni continuidad, eso sí. ¿Qué ocurre entonces? Se trata de entrenadores que respetan el formato del campeonato, pero vienen de otros contextos, de otras dinámicas, de otras rutinas en las que el parón invernal es algo habitual, y partiendo de esa situación se muestran mucho más críticos ante esta medida (o no-medida, según se mire). Los jugadores se someten físicamente a grandes cargas de encuentros, con descansos muy inferiores a los habituales. A nivel de show y espectáculo como producto comercial es seguramente un acierto, pero los jugadores, los protagonistas, se someten a un rendimiento peligroso de cara a potenciales lesiones que pueden llegar. Es por ello que muchos entrenadores (la gran mayoría de ellos extranjeros) se muestran críticos, pero respetuosos, ante estas próximas semanas.
Por otro lado, ha crecido una corriente que tiene cierto grado de importancia y que asegura que este esta continuidad, sin descanso navideño, afecta a nivel deportivo y de rendimiento a los equipos ingleses en los torneos europeos y continentales. Es decir. Cada vez son más las voces mediáticas, con altavoces importantes, las que afirman que no realizar una pausa deportiva es una de las principales causas por las cuales sucumben los clubes en Champions League, por ejemplo. Y es algo que puede tener su relativa importancia, ya que físicamente supone un esfuerzo muy elevado que se suma al parón que sí sufren otras ligas como la española, la alemana o la italiana, por ejemplo. Es decir. Otras ligas sí hacen el parón, descansan, y encima en Inglaterra (lejos de parar) se aumenta e intensifica todo. Romántico y bonito a nivel de show y producto televisivo, pero negativo físicamente para unos jugadores que en muchas ocasiones sufren bajones de rendimiento a partir de este momento hasta el mes de mayo-junio, cuando todo pone su fin.
Por un lado, entrenadores extranjeros con otras rutinas instaladas respetan el periodo navideño en el fútbol inglés, pero se muestran contrarios y críticos porque puede llegar a afectar seriamente al físico de los jugadores. Por otro lado, las consecuencias negativas que puede ocasionar esta acumulación de minutos extra de los clubes ingleses que luego disputan las rondas finales en torneos como Champions League y Europa League.
En un mundo del fútbol en el que los detalles pequeños marcan y dictaminan los caminos de los clubes, un tramo de calendario como el que vamos a vivir estas próximas semanas en Inglaterra puede convertirse en algo determinante e importante para el éxito de los clubes británicos al otro lado del mar, en el Sur, en el viejo continente, en la recta final de las temporadas.
Artículo publicado en mi colaboración semanal con Legalbet.