Cuando mi trabajo me lo permite, tengo varias aficiones. Bueno, mi trabajo en ocasiones lo tengo considerado como algo parecido a una afición, pero me centraré en todo lo que ocurre fuera de la redacción.
Reinicio. Cuando mi trabajo me lo permite, tengo varias aficiones. Entre ellas, acudir a librerías para echar un vistazo a libros. Adoro ver y descubrir libros sobre temáticas dispares. Acudo a cada sección de las tiendas intentando encontrar ese tesoro que me llame la atención y que en cierta medida me atrape y enganche. Suele ocurrirme que, quizás por cierta tendencia a la desconexión, en este tipo de escapadas a librerías sueño despierto de una forma muy fuerte. Y cada vez me ocurre más, de forma más intensa. Bueno, en una de ellas, de las más recientes, me acompañaba mi pareja y parece ser que le transmití que el libro "El hombre valenciano que quiso ser fallera" me llamaba la atención. Digo que parece ser porque no recuerdo el momento concreto, aunque sí tengo un ligero recuerdo sobre ello, lo que me deja claro que sí le dije algo al respecto. Lo cierto es que ella tomó nota y hoy recibí el ejemplar en casa.
Lo he confesado en más de una ocasión. Muchos de los libros que leo, que tengo en casa, me llamaron la atención principalmente por sus portadas. Caigo rendido a los libros, sobre todo, por cómo son sus portadas, tanto por las ilustraciones, imágenes, o también por su tacto. No suelo dejarme llevar por libros de tapa dura. De hecho, he sentido decepción cuando he acudido a una librería buscando un determinado libro y al tenerlo en las manos he visto que era de tapa dura. No me gusta, es así. Si por mí fuera, la gran mayoría de libros serían en formato bolsillo y de tapa blanda, con unas portadas de tacto suave. Pero, de todos modos, para gustos están los colores y no siempre puedo satisfacer mis gustos. En este caso, sí, me entró por la mirada, me encantó su portada, lo que ya me hizo sentir interés por la sinopsis.
Ahora que ya descansa en mi despacho, intentaré darle cariño lo antes posible para leérmelo y saber si esa portada esconde un buen libro o, como puede ocurrir con la atracción sexual, todo fue estética y físico.