La noche del martes fue diferente. Nervios, exigencia laboral, autocontrol y un resultado que algunos catalogan incluso de histórico. Personalmente, no creo que fuera histórico, pero sí digno de ser subrayado, señalado, y disfrutado. Para bien o para mal, una noche que millones de aficionados al fútbol dejarán grabada en sus retinas.
Aquella noche en la que el Liverpool remontó un 3-0 al Barcelona de Leo Messi. Aquella noche en la que uno se sentó a ver el partido convencido de que algo estratosférico, inesperado, tenía que ocurrir para que el Barcelona no estuviera en la Final del Wanda Metropolitano. Y ocurrió. El gol de Origi en el 1-0 era previsible. Es puro Anfield, puro Liverpool. Lo llevan en la sangre y lo están demostrando los últimos años. El tema cambió, mucho, cuando se pasó del 1-0 al 3-0 en apenas 5 minutos. De repente, estaba ocurriendo. Sorpresa mayúscula, tanto para locales como visitantes. Los que se veían fuera, se veían dentro, y los que se veían dentro pasaban a tener una pesadilla. Y así es la grandeza del fútbol. Una noche para el recuerdo. Seguramente hayáis leído mil detalles sobre la derrota del Barcelona, pero os contaré un secreto: se clasificó el Liverpool, ganó el Liverpool, goleó el Liverpool. Un Liverpool que está firmando años brillantes de la mano de Klopp. Los Reds disputarán su tercera final europea en 4 años de la mano del técnico alemán. Un Liverpool que llegaba con las ausencias de sus principales jugadores de ataque, que presentaba caras menos habituales en su alineación, que llegaba con un reto mayúsculo, que debía remontar un 3-0 en contra ante uno de los mejores conjuntos del planeta y que cuenta con el mejor jugador de la Historia. Si el reto pudiese tener muchas barreras y dificultades, estaban todas. Era un reto absoluto, y lo hicieron.
Origi supliendo de forma magistral la ausencia de Salah y Firmino. Wijnaldum siendo el héroe inesperado convirtiendo la triste noticia de la lesión del capitán Henderson en una decisión clave y absoluta en la clasificación. Alisson siendo el portero por el que pagaron más de 70 millones de euros deteniendo todo aquel suspiro de peligro que se acercaba al área. Alexander-Arnold convirtiéndose en el más pillo y dejando claro que su progresión las dos últimas temporadas no es fruto de la casualidad. Un recogepelotas anónimo sentado junto a la mítica grada de The Kop que fue más listo que nadie. Y Klopp siendo Klopp. Insisto. Se clasificó el Liverpool. Los debates y análisis irán encaminados a otros puntos de vistas más incendiarios, polémicos, buscando señalados, buscando incluso puertas de salida de cara al verano. Pero, insistimos: se clasificó el Liverpool. Los Reds disputarán la próxima Final del Wanda Metropolitano e intentarán volver a coronarse campeones de Europa.
Un Liverpool que será finalista tras un camino duro, lleno de grandes retos. Dejó fuera al Napoli en Fase de grupos. Eliminó al Bayern de Múnich en Octavos de Final, al Porto en Cuartos de Final y al Barcelona en Semifinales. Tres campeones de Europa en los cruces finales para sellar un campeonato que volverá a ser mayúsculo, pase lo que pase. Sí, un año más. Actual subcampeón de Europa y de nuevo en la Final de la máxima competición continental. Podrá ser campeón, o no, pero este equipo ha vuelto a firmar un torneo extraordinario.