El Tottenham ha vivido años complicados, difíciles. Años de necesidad, de limitaciones, de querer y no poder. La construcción de su nuevo y espectacular estadio ha tenido consecuencias en los proyectos que han formado los Spurs últimamente. Tener una nueva casa, un nuevo hogar, ha tenido unas limitaciones que, de forma contradictoria y positiva, no ha tenido excesivas consecuencias deportivas.
El conjunto de Pochettino no ha sufrido en exceso a nivel deportivo estas limitaciones. Sin poder fichar como hubieran deseado durante años el Tottenham ha seguido peleando, presentando batalla. Han seguido siendo muy competitivos. Pero al mismo tiempo, el gran aprendizaje. El conjunto londinense ha creado a base de necesidades y esfuerzos una coraza, una muralla, una fortaleza que ahora, con el viento un poco más a favor, va a ser uno de sus puntos clave. Dicen, las malas rachas dejan huella, crean situaciones adversas a las que se sobrevive y permite aprender de forma obligada. Si el Tottenham no se hubiera tenido que enfrentar a esta situación institucional y económica quizás no hubiera creado esta fortaleza a la hora de enfrentar acontecimientos y grandes citas. Su rendimiento no ha bajado y eso les ha hecho aprender que son fuertes, que han tenido situaciones complicadas y ahora pueden controlar mucho mejor las situaciones complicadas. Y otra de las claves. Este verano tuvieron más margen para fichar. Este verano han podido fichar y cubrir más necesidades. Sin embargo, partiendo del aprendizaje, no se han vuelto locos. Sí han invertido, sí han fichado, pero sin cometer errores, sin locuras. Fichajes necesarios de verdad, complementos perfectos. Un mercado de fichajes del Tottenham puramente lógico: se ficha lo necesario. Si tuvieron que hacer un esfuerzo económico, lo hicieron, pero siempre partiendo de la lógica, sabiendo que el venían de tiempos algo peores y que ahora no debe cambiar en exceso esa mentalidad. Son conscientes de que ha pasado lo peor, que han tenido tiempos de limitaciones. Un periodo de aprendizaje que, además, permitió a Pochettino a crear una base muy sólida, un proyecto serio, asentado, que esta temporada mantiene mucho de lo vivido porque su rendimiento fue muy notable. Sólo la falta de títulos parece ser el 'pero' que siguen arrastrando, pero todo el mundo es consciente de que este equipo es uno de los peores rivales a enfrentarse, es uno de los equipos más competitivos de las islas británicas. Tiempos de necesidad que van a permitir crear un contexto que no olvidarán. Saben que vienen de tiempos complicados y los valores aprendidos ahora se mantendrán, seguirán impregnados en cada decisión, en cada situación límite. A veces se aprenden los mejores valores de forma obligada, con golpes duros, cometiendo errores. Situaciones que no se olvidan, que crean precedentes, y que permiten a partir de ahí ver el futuro con otros ojos. Es lo que parece haber ocurrido. El Tottenham es uno de los equipos más sólidos de la Premier League y estos años han sido claves. Cuando podían fichar, cuando no. Fieles a un ideal deportivo, institucional y económico. Este equipo dirigido por Pochettino es uno de los mejores proyectos que pueden verse hoy en día en Inglaterra y en el viejo continente, fuera de las islas. Y estos años pasados han sido claves, tienen mucho que ver en ello.
