El Chelsea vio cómo su gran figura, su gran estrella, su gran faro, cuyo nombre era Eden Hazard, decía adiós hace unos meses. La estrella belga decidía marcharse y poner rumbo al Real Madrid para, entre otras cosas, cumplir dos deseos: vestir de blanco y ser entrenado por Zidane.
Una baja muy importante. Seguramente, Hazard era la gran referencia, el futbolista que marcaba la diferencia de forma única, como muy pocos en el equipo, como muy pocos en las islas y, quizás, como muy pocos en el fútbol europeo. Una ausencia que muchos pensaban que crearía una sombra enorme. Un fichaje que, por otro lado, se convertiría en una gran incorporación para la institución del Santiago Bernabéu.
A partir de ahí, doble lectura. Desde entonces, doble punto de vista. El real y el sensorial. El matemático y deportivo, y el sentimental y mental. A nivel de resultados, es cierto que este Chelsea está por debajo (nueve puntos menos y ahora es cuarto respecto a la segunda plaza de hace un año) que el de Maurizio Sarri, pero existe un punto de partida diferente que está marcando la dinámica. Es una realidad instaurada en el seno Blue pensar que los de Lampard se han repuesto de forma extraordinaria a la dura baja de Hazard. Aunque suene raro, pocos son los que echan de menos a la estrella belga. Superado el luto de su adiós (que dejó 100 millones de euros en las cuentas) pronto surgieron nuevas perlas que han ilusionado a la grada.
Dicen y aseguran las voces sabias que pocos futbolistas son los que están por encima de clubes, por encima de instituciones, y el caso de Hazard volvió a ser uno de ellos. Dolió su adiós, fue una dura pérdida, pero meses después, con la explosión deportiva y mediática de jugadores como Mount o Tammy Abraham, con un Pulisic que empieza a rendir como se esperaba, con otros futbolistas ya conocidos como Willian, Kovavic o Azpilicueta que siguen rindiendo a un buen nivel, la figura de Hazard sigue en la memoria de los aficionados, pero ya no por su relevancia, sino por los buenos momentos que dejó.
Uno sigue de cerca la actualidad deportiva de este Chelsea y no se presenta como dramática la ausencia de Hazard. Es así. Es una realidad instalada desde hace meses. A nivel deportivo sí es cierto que el equipo ha dado un bajón, pero partiendo del contexto dubitativo de verano, de las dudas creadas en torno a este proyecto 'doméstico' con jugadores 'de la casa', capitaneados por una leyenda como Lampard que tenía una corta experiencia, el escenario ha cambiado. Mucho. Las dudas e incluso desconcierto que existía en pretemporada se han convertido en un inicio de urso muy positivo, lo que ha maquillado en cierta medida los resultados.
El Chelsea rinde peor a nivel deportivo, pero las sensaciones se están saboreando mucho mejor. Cuando te pones en el peor de los escenarios y luego los resultados son buenos, las sensaciones seguramente son mucho mejores que si, simplemente, se cumplen las expectativas.
Es por ello que da la sensación que con jugadores como Mount, Abraham, Tomori o Pulisic, con Lampard de entrenador, la pérdida de Hazard duele menos, su ausencia no es tan acentuada como podría esperarse, y es por ello que, además, el tiempo ha instalado una sensación de que aquellos 100 millones de euros son, también, una operación positiva. La ilusión está ahí, sigue, permanece, las arcas están saneadas por los contratos televisivos del fútbol inglés, por la sanción impuesta sin fichar y por la salida de Hazard. En líneas generales, pues, este Chelsea está mucho mejor de lo esperado.
Es una realidad sentimental, más que realista, pero la ausencia de una megaestrella como Eden Hazard se ha visto minimizada, y aunque parezca algo sorprendente, este Chelsea, ahora mismo, no echan de menos la ausencia de la estrella belga.
