La figura de Vinicius Jr. se ha convertido en un doble foco popular e informativo que le da y quita a partes iguales cada fin de semana. El delantero brasileño del Real Madrid ofrece dos versiones muy diferentes como futbolista del conjunto blanco que, a su vez, genera dos análisis prácticamente antagónicos.
Su personalidad es latente, muy activa, durante los partidos del Real Madrid. Es una realidad tangible cada semana cuando el conjunto madridista echa a rodar buscando una nueva victoria. Su desparpajo le permite ser uno de los futbolistas más determinantes del planeta, pero, a su vez, le convierte en un foco de críticas por algunos gestos y actitudes que son cuanto menos cuestionables.
Ese factor, su personalidad, se valora desde dos escenarios: el deportivo y el personal.
EL FÚTBOL DE VINICIUS JR
Sin duda alguna, uno de los mejores jugadores del mundo. Su electricidad, su dinamismo, su electricidad, su cada vez mayor generosidad, sus respetables cifras goleadoras. Sus primeros pasos en el Santiago Bernabéu no fueron positivos. Su evolución notable ha sido de menos a más hasta alcanzar un nivel (el actual) que le permite ser un auténtico foco de flashes cuando el balón echa a rodar y el brasileño empieza a pasárselo bien. A nivel futbolístico, una auténtica gozada para aficionados conocidos y extraños, para sus fans y (en el fondo) sus rivales. Una de las estrellas del presente y del futuro del mundo del fútbol.
LA PERSONALIDAD DE VINICIUS JR
Su principal hándicap. Su principal punto a corregir. Su principal foco negativo. Su actitud sobre el terreno de juego es todo lo contrario a ejemplar. Cómo reacciona ante las decisiones arbitrales. Cómo celebra sus goles retando a la grada a domicilio y creyéndose el mejor futbolista de la Historia ante los suyos. La actitud ante jugadores rivales. Empieza a ser habitual que Vinicius sea uno de los focos de los estadios a domicilio porque su actitud es la causa de todo. Se dice, cada vez más, que está muy mal aconsejado y da la sensación de que su entorno (tanto personal como en el club) tampoco hace demasiado por advertirle. Por lo tanto, él, lejos de cambiar, cada vez más hace brillar ese lado negativo por encima del deportivo.
Son las dos caras de Vini. La deportiva, brillante, competitiva, y la personal, provocadora, nada ejemplar. Su fútbol luce de forma extraordinaria, pero sus actitudes acaban dañando todo y silenciando lo puramente deportivo.
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