Este año va a ser especial. Lo sé. Más allá de posibles noticias externas ante las que estamos totalmente vendidos, sé que van a pasar cosas interesantes. Cosas interesantes que, sí, están en mi mano. Algunos retos que me puse ya están cogiendo forma, están cumpliendo lo deseado y, sorprendentemente, estoy superando mucho mejor de lo esperado. Por ello, sé que va a ser un año especial.
Allá por diciembre, supongo, hablaré de todo abiertamente y haré algún tipo de balance. Pero, insisto, sé que estoy ante un año especial.
Un año especial, como todos prácticamente desde algún tiempo. Hace una década la vida era demasiado diferente y con un futuro incierto, pero, ahora, con este escenario, con mi vida actual, he aprendido a valorar el más mínimo detalle para que el balance final sea positivo.
Este año me puse varios retos y todos están cumpliéndose, por ahora. Otros los sigo teniendo pendientes, y creo que pronto les pondré remedio. Entonces, todo girará de otra forma, con otro ritmo, con otra latencia, con otro aroma, con otro aire y con otra melodía.
Va a ser un año especial.
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